Autora:
Nerylis Ruiz Fontán
Estudiante de Maestría en Salud Pública con especialidad en Salud Ambiental
UPR – Recinto de Ciencias Médicas
Programa Internos PRPHT

Los efectos del cambio climático impactan la vida de toda especie en el Planeta Tierra. Estos, además, provocan la llegada inminente de fuertes tormentas y huracanes que estremecen la cotidianidad de cualquier ser vivo. El año 2017 fue uno histórico para nuestra isla. El paso de los huracanes Irma y María son recordados con mucha angustia, tristeza, dolor y frustración. Nuestra isla experimentó un sufrimiento nunca antes visto. Tres años más tarde, son los terremotos y una pandemia los que causan nuevas preocupaciones.

¿Quién se imaginaba que el inicio del año 2020 traería consigo el mayor reto que la salud pública debía enfrentar? Actualmente, nos encontrarnos en una pandemia causada por el virus SARS-CoV-2, mejor conocido como COVID-19. Sin olvidar, que, por nuestra posición geográfica, nos encontramos sumamente vulnerables en plena temporada de huracanes, y a su vez, tenemos que coexistir con sequías e inmensas nubes del Polvo del Sahara. Estos últimos, representan un alto riesgo para la salud de las personas. Ante todas estas situaciones se ha levantado, en un sinnúmero de ocasiones, una alerta para que la población lleve cabo planes de preparación ante la llegada de cualquier desastre.

La preparación en sí misma no es una garantía de total protección, sin embargo, la planificación y el buen manejo son esenciales para proteger tanto a los nuestros como a nosotros mismos durante una emergencia. Más allá de establecer un plan de emergencia familiar, que sirva para proteger nuestras vidas, resguardar físicamente nuestras casas, carros, cultivos, y todas nuestras pertenencias, también es de suma importancia preparar una mochila de emergencia personal y un kit de suministros.

Debido a la frecuencia con la que ocurren los terremotos en el área sur del país, se le hizo un llamado a la población a mantener una mochila de emergencia consigo en todo momento. A seis meses del primer terremoto que estremeció a todo Puerto Rico el pasado 28 de diciembre, la tierra continúa temblando, la pandemia sigue entre nosotros y las amenazas de la temporada de huracanes sigue estando más cerca que nunca. Es totalmente normal que todos y todas no estemos preguntando, ¿y ahora qué hacemos? ¿Cómo me preparo para eventos que pueden ocurrir simultáneamente? Lo ideal sería preparar una mochila por cada miembro del hogar y tenerla en un lugar seguro y accesible, ya sea dentro de la casa o en el carro. Es por esto que, debemos identificar estrictamente aquellos lugares que frecuentamos, ya sea en la propia casa, en el trabajo o en algún otro lugar.

Muchos deben estar preguntándose, ¿pero que se supone que incluya en mi mochila de emergencia? Primero que todo, artículos de primera necesidad tales como: agua, alimentos no perecederos, medicamentos, botiquín de primeros auxilios y artículos de higiene personal (cepillos dentales, pasta dental, jabón, toallas sanitarias, entre otros). En segundo lugar, artículos de protección personal (debido a la pandemia del COVID-19) tales como: mascarillas desechables, cubiertas de tela para la cara, jabón antibacterial, alcohol al 60% o más, hand sanitizer, toallas desinfectantes y gafas de seguridad. Por otro lado, en tercer lugar, es importante considerar, equipos de seguridad como linternas, silbato, baterías, radio, alicates o cuchillas, y fósforos. Cuarto, ropa cómoda, zapatos cómodos y seguros, y una manta para el frío. Por último, pero no menos importante, documentos importantes y dinero en efectivo.

El contenido de cada mochila de emergencia y kit de suministros puede variar y depender de cada miembro de la familia y de las necesidades que cada uno de este presente. Los padres deben preparar unas mochilas especiales para los bebés y niños, e incluir en ellas todo lo que puedan necesitar. Incluso se recomienda añadir algún juguete pequeño que les sirva de entretenimiento ante la crisis. La mochila de cada persona debe contar con suficiente espacio para incluir todos los artículos y suministros necesarios. También debe ser cómoda para su traslado ante la emergencia.

La mochila debe estar preparada para ayudar en la supervivencia de (por mínimo) tres días (72 horas) a una semana, luego de ocurrida una emergencia. Para establecer un mejor control, se puede realizar una lista donde se enumere por categorías todo lo que se encuentra dentro de la mochila, incluyendo las fechas de vencimiento en aquellos artículos que aplique, como, por ejemplo, los alimentos y medicamentos. De esta forma, se puede reemplazar aquello que esté vencido por un producto nuevo. Esto permite que se puede actualizar constantemente la mochila de emergencia y el kit de suministros. Como se mencionó anteriormente, es importante mantener la mochila en un lugar seguro y accesible. Preferiblemente en un lugar visible cerca de las salidas. Hay que evitar, en la mayor medida posible, que la mochila entre en contacto con agua, animales, suciedad, y/o otros factores que puedan perjudicar el contenido de esta.

La mejor estrategia para enfrentar un desastre natural y las emergencias es la preparación antes de que ocurra el evento. Informése en todo momento, esto le ayudará a desarrollar y establecer estrategias concretas en su hogar. Actualmente estamos en medio de una pandemia, la protección e higiene personal deben ser una prioridad en la vida de todos y todas. No podemos esperar a que nuestras vidas se vean en riesgo para tomar acción y prepararnos a último minuto. Recordemos siempre que estar preparados es la mejor manera de proteger nuestra vida y la de los nuestros.

Para más información puede acceder a la página de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en https://www.cdc.gov/. Para más artículos que deben ir en la mochila de emergencia y kit de suministros puede acceder a la lista del Departamento de Seguridad Nacional en https://www.ready.gov y a la del CDC en https://www.cdc.gov/. Para conocer cómo prepararse ante huracanes y otros desastres puede acceder a la guía del CDC.