Por: Wendy Matos-Negrón, PhD, MPHE
10 de mayo de 2020

Nunca imaginé que esto nos pudiera pasar: una pandemia llamada coronavirus ha sido capaz de transformar la conducta y estilo de vida de cada ser humano.  Cambiamos para siempre porque no deseamos enfermar ni morir. El coronavirus nos atacó de tal forma que nos obligó el adoptar un nuevo estilo de vida y cambiar rápidamente la rutina diaria y la conducta; nos encerramos en casa, reducimos el contacto físico con otras personas, adoptamos medidas de protección personal, nos pusimos máscaras, barbijos y todo lo posible para reducir la posibilidad de contagio.

Se han realizado cientos de estudios, mandatos y planes para reducir la posibilidad de contagio y proteger la población.  Tanto movimiento e incertidumbre ha desencadenado muchas emociones, con diversos grados de intensidad, pero suficientes como para preocuparnos y hacernos sentir nerviosos. El coronavirus nos ha impactado con enfermedad y muerte, pero sobre todo con incertidumbre.  No sabemos cómo ni cuándo terminará.  Ha sido difícil enfrentar la nueva realidad que trajo la pandemia.

En menos de dos (2) meses nos vimos forzados a cambiar; no hemos podido trabajar, generar ingresos, visitar familiares, hacer compras, ir a misa ni reunirnos con personas significativas.

Esta nueva realidad en pandemia nos impide continuar con nuestras rutinas y sobre todo nos pone los sentimientos a flor de piel.  Los sentimientos más comunes que se pueden identificar en las personas que se enfrentan a situaciones de pérdida y dificultad son: negación, coraje, regateo, depresión y aceptación.

  • Negación – Pensamos que lo que está ocurriendo no es real, que estamos vivimos una situación como si fuera un sueño o una película donde nosotros somos el espectador. Es el momento en el que no podemos hacer frente a la realidad porque nos produce mucho dolor psicológico. La negación nos hace pensar que no puede ser, que no va a ser algo grave.  Esta emoción impide la respuesta rápida y adecuada para prevenir el contagio.
  • Coraje – El coraje que nos provoca la situación que vivimos nos puede llevar a reaccionar de forma negativa y quizás agresiva El coraje evoca sentimientos irracionales e incontrolables como es rabia, enojo, ira, odio y resentimiento. Nos dá coraje el no poder entender por qué ocurre la pandemia, por qué en este momento y por qué nos afecta a todos, tan de cerca y tan fuerte.
  • Regateo – Ante la incapacidad de poder controlar la situación, buscamos como flexibilizar y negociar condiciones que nos hagan sentir mejor y más seguros. Para sentir que estamos en control nos encomendamos a poderes superiores y pedimos intersección a cambio de sacrificios. Lo “dejamos en su mano”; en la mano de algún ser superior para ganar tiempo en lo que podemos manejar la situación y aceptarla.
  • Depresión – La depresión puede generar sentimientos de culpa, ansiedad, frustración, tristeza, vergüenza y melancolía. Como resultado de la depresión podemos sentir tristeza, pérdida de interés o de placer, trastornos del sueño, trastornos de alimentación, sensación de cansancio y falta de concentración.  Muchas personas hemos sentido una o varias de estas emociones en algún momento durante la pandemia.
  • Aceptación – La aceptación de la nueva situación nos lleva a realizar cambios de forma tranquila y sosegada. Cuando entendemos y aceptamos que la pandemia es una nueva realidad que exige adaptarse y cambiar hacia una nueva forma de vivir.

La pandemia nos ha presentado una situación que exige hacer cambios, ajustes y modificaciones para poder superar los retos y barreras que representa el coronavirus.  Mantengamos nuestras rutinas y busquemos hablar con esas personas que son importantes en nuestras vidas.  NO nos aislemos, cuanto más apoyo tengamos de parte de familiares, amigos, terapistas y consejeros más rápido sentiremos que se inicia el proceso de recuperación.  Si por el contrario, la situación dura mucho tiempo y nos quedamos enganchados en alguna de las emociones anteriormente descritas, lo más probable es que desarrollemos episodios de ansiedad, depresión o trastorno de estrés post traumático condiciones que van a requerir atención especializada.

Ante la situación de incertidumbre y dificultad considere hacer estas tres actividades:

  • Paso 1: Reconoce que estamos en una situación difícil y que tenemos que aprender cómo se puede enfrentar y cuáles son las posibles consecuencias de la pandemia.
  • Paso 2: Realiza que no estamos solos en esta situación y que nuestros amigos, familiares, conocidos y profesionales están pasando por lo mismo y pueden ayudarnos.
  • Paso 3: Planifica cómo atender de ahora en adelante la situación económica, laboral, familiar y emocional que tenemos.

La pandemia ha sido una lección de vida. Aunque no sabemos cómo ni cuándo terminará es importante saber que el futuro es hoy y ahora. Fortalece tu capacidad para buscar soluciones que te permitan responder de la mejor forma.  Mantén atención sobre los retos y las situaciones según se presenten y deja atrás lo que no puedes cambiar.

Recuerda…todo pasa: Unidos Protegemos Nuestra Estabilidad Emocional.