La erosión es un fenómeno que padecen las costas de Puerto Rico hace décadas. En enero de 1959, la carretera PR-187 que conecta a Carolina con Loíza, a lo largo de Piñones, quedó cubierta de arena producto de grandes marejadas. Así lo atestigua una fotografía de Mandín Rodríguez en el periódico El Mundo. En aquel entonces la conciencia ambiental era casi inexistente. El diario relató que entre 100 y 150 camiones recogían esa arena a diario para abastecer la industria de la construcción, en vez de devolverla a la playa para reabastecer las dunas.

¿Cuántas veces se habrá repetido este fenómeno, con sus variantes, sobre todo tras el paso de huracanes? Este episodio debería recordarnos el carácter cambiante y dinámico de nuestras costas, así como nuestro afán por eludir responsabilidades. Hoy vivimos las consecuencias de décadas de malas decisiones que debilitaron nuestra infraestructura natural de defensa, agudizando la erosión y las inundaciones que sufren comunidades en Loíza, Rincón, San Juan y tantos sitios más a causa del calentamiento global. La deficiente gestión de la zona marítimo-terrestre resulta cada vez más insostenible.

Como reiteradamente damos prioridad a los asuntos a corto plazo, debemos prepararnos para un clima cada vez más errático y sin precedentes en menos de dos cuatrienios. No hay que esperar al 2050 para verlo. Científicos de la NASA, personal de la NOAA y de varias universidades han desarrollado proyecciones que nos alertan de períodos de inundaciones cada vez más frecuentes, largos, abarcadores y severos. Sus cálculos anticipan de cuatro a siete veces más inundaciones en los próximos diez años en Puerto Rico.

Mientras, seguimos sacrificando nuestras playas en favor del paisaje construido existente, aunque sea de dudosa calidad. Para muchos, es más importante conservar esas construcciones que garantizar la supervivencia y disfrute de los paisajes patrimoniales. Desafortunadamente para todos, las defensas convencionales que construyamos, por muy costosas que sean, tendrán corta efectividad y dejarán escombros, estorbos públicos y deudas impagables por generaciones en nuestras costas.

Puerto Rico no podrá impulsar su competitividad si continuamos construyendo en las costas y lugares inundables, desatendiendo el mantenimiento y los requisitos de resiliencia de nuestra infraestructura, y negando los impactos negativos de remendar en vez de corregir.

A mediano y largo plazo, la realidad es clara: habrá que reubicar estructuras tierra adentro de manera planificada. A corto plazo, puede ser necesario elevar edificaciones y diseñar espacios que puedan adaptarse a las inundaciones.

Afortunadamente, existen ejemplos esperanzadores. En la Península de Cantera, el centro comunal fue elevado sobre pilares y resistió las inundaciones del huracán María. En Ponce ocurrió lo mismo con un cuartel en la playa. En Salinas y Yauco se han implementado pavimentos percolantes que ayudan a mitigar inundaciones y filtrar contaminantes. Jardines de lluvia en San Juan, Culebra y Boquerón también muestran cómo integrar soluciones basadas en la naturaleza. Estas medidas intermedias señalan el camino hacia la adaptación.

Sin embargo, la lección más contundente proviene de comunidades como las del Caño Martín Peña y Juana Matos, que ya iniciaron su relocalización para evitar permanentemente el problema de las inundaciones. Tras décadas de sufrimiento y debate, hoy sabiamente nos aconsejan que tierra adentro, tierra arriba y en armonía con la naturaleza es el espacio apropiado para vivir.

About the Puerto Rico Science, Technology, and Research Trust:

The Puerto Rico Science, Technology, and Research Trust, as described in Public Law 214, is a private nonprofit organization established in 2004 to promote the Island’s participation and job creation in the global knowledge economy by promoting investments and financing for research and development in science and technology. It invests, facilitates, and develops capacities that continually advance Puerto Rico’s economy and the well-being of its citizens through research and development-based enterprises, science and technology, public health, and innovation, aiming for Puerto Rico to be a globally recognized center of innovation. For more information: www.prsciencetrust.org.